Hoy 22 de abril de es el día de la tierra, y en esta ocasión queríamos hablaros de un problema que nos afecta a todos: la deforestación.
La deforestación es una de las prácticas humanas causantes del incremento de emisiones no deseadas de gases de efecto invernadero, impactando directamente sobre los bosques naturales que ocupan un 30 % de la superficie planetaria.
Y es que no hay que olvidar que los bosques son verdaderas fábricas productoras de oxígeno y un perfecto sumidero de dióxido carbono (CO2), indispensables para la vida terrestre.
Sin embargo, estos santuarios de vida cada vez sufren más destrucción por la acción del ser humano. El gran uso de recursos como la madera y demás materias primas, ha hecho que estos lugares se vean cada vez más perjudicados.
Por ejemplo, la deforestación en la selva Amazónica, uno de los pulmones vegetales más importantes del mundo entero, alcanzó solamente en el año 2017 porcentajes alarmantes cifrados en un 79 %, debido a malas prácticas en actividades productivas agrícolas y pecuarias o ganaderas, así como la proliferación de la minería ilegal. La agricultura aporta, además, otro 11% del total mundial de emisiones no deseadas.
Estas emisiones, junto a las muchas otras provocadas por las malas prácticas, están recalentando muy peligrosamente al planeta. Otro récord poco alentador que afecta a la región amazónica y que impacta al mundo entero… La deforestación ha traído consigo un incremento total de un 24 % en las emisiones de carbono a nivel mundial. ¡Tenemos que hacer algo al respecto!
En los últimos años se han registrado estadísticas nada alentadoras para la población autóctona o indígena de la Amazonía, donde un 17 % han sido desplazados, por culpa de estas acciones.
Un 75% de todos los ecosistemas terrestres han sufrido el impacto de este tipo de actividades, con un resultado que nos debe alarmar, ya que el 30 % de la biodiversidad se ha perdido y esto ha perjudicado alrededor de 3.000 millones de personas.
Otro ejemplo terrible de los efectos que están dejando estas malas prácticas a lo largo del planeta es la erosión de los suelos, que dejan de ser productivos. En países de Latinoamérica, como Honduras y Chile esta actividad ha rebasado las cifras permitidas.
Los seres humanos y los demás seres vivos de este planeta dependemos de los bosques y espacios naturales para poder sobrevivir. Estos proporcionan agua potable, cuya disponibilidad se pierde en un 70 %, así como nutrientes y alimentos.
La actividad pesquera, que es vital en muchas regiones del mundo, se ha reducido entre 2,8 a 5,3 %, pero la cifra podría llegar a un 25 % en los próximos 50 años, según se desprende de estudios de la FAO (año 2018).
Y en los ecosistemas lóticos y lénticos, las poblaciones de peces han mermado hasta en un alarmante 60 %.
Cuidar el planeta es tarea de todos, con pequeños gestos y cambiando nuestros hábitos diarios podemos provocar un gran impacto.
¡Súmate al cambio y apuesta por lo natural!