Las ballenas y los delfines son los cetáceos más conocidos por todos, ya sea porque algunos ostentan el primer puesto de animal más grande del planeta o porque otros son majestuosos y amigables, pero ¿son tan importantes como para que tengan un día mundial propio?
La Comisión Ballenera Internacional (CBI) decretó el día 23 de julio de 1986 como el Día Mundial Contra la Caza de Ballenas, en la actualidad, es reconocido como Día Mundial de las Ballenas y los Delfines.
Esta iniciativa se llevó a cabo para que países como Noruega o Japón no siguiesen cazando a estos mamíferos con la excusa de investigarlos para luego vender su carne en supermercados, ya que son especies que poseen una capacidad reproductiva limitada y su crianza en cautiverio no da buenos resultados.
El cambio climático y sus consecuencias
Las temperaturas marinas aumentan cada vez más a causa de los gases de efecto invernadero, el aumento de emisiones de dióxido de carbono y la gran cantidad de plástico que se va acumulando en los océanos.
Todo esto provoca que los delfines y las ballenas se vean gravemente afectados, descendiendo la tasa de supervivencia hasta un 12% desde 2011. Lo que conlleva a que algunas de estas especies se encuentren en peligro de extinción.
La temperatura media mundial asciende cada década desde 1850 -año en el que se empezó a medir-. Los grandes estudiosos dedicados a medir y aprender cómo se comporta el clima consideran que los humanos y sus actividades son la causa principal del aumento de la temperatura terrestre.
El punto a favor es que nosotros también somos la solución a este problema. Con la concienciación, dedicación y esfuerzo necesario podremos contribuir a mejorar las condiciones de nuestro medio ambiente.
¿Cómo podemos ayudar?
Principalmente, reduciendo la cantidad de plásticos de uso diario. Optando por una alternativa de productos más ecológicos -como el bambú- se conseguirá revertir esa gran masa de objetos no biodegradables y contrarrestar ese aumento de las temperaturas a nivel global.
No consumiendo cualquier producto -ya sea de cosmética o no- que pueda llevar aditivos de origen animal, más específicamente de las ballenas, las cuales son cazadas con el objetivo de usar partes de su cuerpo como aceites, cosméticos o en perfumería.
La mejor noticia que se puede recibir es que, a partir del 2018, la población de ballenas y delfines ha aumentado a pesar de estar al borde de la extinción.
Con la ayuda de todos podremos disfrutar de estos mamíferos marinos durante muchos años más. ¡Juntos podemos hacer maravillas!